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El movimiento obrero en el Ecuador

Riquezas naturales. Industria y Comercio

El Ecuador es un país tan grande como Francia, pero su población no pasa de tres millones de habitantes. Sus riquezas naturales son considerables, su suelo es maravillosamente fértil. Encontramos todos los climas en el Ecuador: desde el ardiente clima de las regiones forestales, en el nacimiento del Amazonas y en el litoral del Pacífico, hasta el clima glacial, en los picos de la Cordillera de los Andes. Los valles que separan las cadenas de les Andes tienen un clima moderado: en ellos reina la primavera perpetua, como por ejemplo en Quito, capital de la República. Los industriales de toda nacionalidad penetran en los inextricablesbosques del Amazonas, para buscar el caucho, la quina y la madera de mangle. La población de estas regiones se compone casi exclusivamente de indios semisalvajes, que son explotados atrozmente por aventureros internacionales de toda especie.

El Ecuador es un país agrícola en el cual comienzan a implantarse los médotos de cultura moderna, particular mente, en los valles "Interandina". Aquí se cultiva el centeno, el maíz, toda clase de cereales, la patata, diversas legumbres y árboles frutales. En el litoral del Pacifico se ve, particularmente, la cultura del cacao, del café, del caucho, del algodón, del arroz, de la caña de azúcar, de toda clase de frutos, y, particularmente, de plátanos. En la región Este se cultiva, principalmente, el plátano y la yuca (patata americana); la caña de azúcar se cultiva en el archipiélago de Colón. La cría de ganados y las pesquerías representan una fuente importante de la renta nacional. Se encuentra en gran abundancia el bacalao, grandes tortugas llamadas "galápagos" que han dado el nombre al archipiélago, y ballenas, casi inexistentes hoy en los otros mares. Hay actualmente, en el Ecuador, explotaciones de yacimientos auríferos y, en menor cantidad, minas de plata, de cobre y de mercurio. La explotación de petróleo comienza a desarrollarse en una escala bastante grande. Las minas de carbón, las canteras de mármol y de alabastro comienzan a ser explotadas apenas. Se explotan también las canteras de yeso, de piedra, de rocas volcánicas, que convienen muy bien a la construcción.

La industria ha entrado en pleno período de desarrollo a partir del siglo actual. Durante todo el período colonial, y más tarde, hasta fines del siglo XIX, toda la industria había consistido en la producción de tejidos y de tapices sobre materias primitivas. Pero la grande insdustria textil y azucarera comienza a desarrollarse en el siglo veinte, y hoy existen, en el Ecuador, numerosas industrias relativamente bien desarrolladas. El primer lugar pertenece a los tejidos; después vienen la producción del fósforo y una serie de empresas para la transformación de los productos agrícolas (molinos, destilerías, etc.). La industria más importante sobre el litoral, es la del azúcar que ocupa a varias decenas de millares de trabajadores. Por lo que se refiere ala industria minera, notamos la extracción del oro y del petróleo. Un número importante de asalariados trabajan en las industrias del tabaco y del alzado. Los depósitos y talleres de los caminos de hierro, así como toda clase de empresas de la industria alimenticia, se encuentran en numerosas regiones. Sin embargo, es la pequeña industria la forma que domina por todas partes en la producción.

El comercio, cuya parte más importante está concentrada en las manos de los extranjeros, ha alanzado un grado de desarrollo bastante grande en ciertas regiones, y notablemente en Guayaquil, que es un gran puerto y el gran centro comercial en este país, así como en Quito y en Manta.

La gran burguesía de las principales villas del Ecuador persigue con gran energía la concentración de capitales, arruinando a la pequeña burguesía y explotando a los trabajadores. Todas las ramas de la economía nacional, bajo todas las formas —inmuebles en las ciudades, industria, dominios feudales, etc.— pasan poco a poco a las manos de la casta privilegiada. Los grandes dominios (latifundios), que constituyen el mal crónico del Ecuador, son particularmente, una herencia del período colonial y parcialmente, un producto de origen moderno. La mayor parte de las tierras de baldío pertenecen también a los grandes propietarios cuyos dominios alcanzan a tener varias decenas de miles de kilómetros cuadrados. Bien es verdad que en las provincias tales como el Azuay, Loja, Tulcán, Mana(, así como en ciertas villas, no se observa tal contraste en la repartición de las heredades. En efecto, existen numerosas regiones que han guardado trazas del gran Imperio comunista, el primer Estado fundado sobre el socialismo agrario que conoce la historia. Existe una comuna agrícola que representa una forma de economía primitiva parecida a las fuerzas económicas que se han conservado hasta estos tiempos últimos en otros países agrarios (principalmente en los Estados eslavos). La comuna rural continúa existiendo ba jo una forma modificada en numerosas regiones del Ecuador, y resiste tenazmente a la ofensiva del propietario de la tierra. Esta lucha creciente entre la propiedad privada y el régimen comunal que los indios continúan defendiendo enérgicamente, coloca a los indígenas ante la perspectiva de una expropiación completa; y esta eventualidad ejerce sobre ellos una influencia revolucionaria.

La clase obrera del Ecuador

En el Ecuador, como en la India, la clase obren pertenece a la casta inferior. La mayor parte de los trabajadores son los representantes de una raza mitigada; los indios puros no son los más numerosos más que en las regiones de algunas provincias. La clase obrera está pues sometida a un doble yugo: opresión de raza (prejuicio de la "raza inferior") y opresión económica. Bajo esta doble opresión, los trabajadores del Ecuador toman poco a poco conciencia de sus distintos intereses de dase. El proletariado se encuentra, particularmente, concentrado en las tres provincias donde la industria está más desarrollada y cuyas grandes villas constituyen el centro del movimiento revolucionario más intenso. Guayaquil y Quito son las villas eminentemente revolucionarias. El proletariado de las otras provincias, con una vida económica más atrasada, comienza apenas a salir de la masa predominante de los artesanos.

Las primeras organizaciones obreras y la confederacion obrera del Ecuador

En el siglo XIX, dado el gran retraso económico del país, el Ecuador no poseía un proletariado numeroso. Las organizaciones obreras del Ecuador tenían, exclusivamente, el carácter de sociedades de socorro mutuo, de las cuales fueron saliendo poco a poco las organizaciones "socialistas", término que sólo se puede aceptar convencionalmente, pues, al lado de los obreros, formaban parte algunos pequeños patronos.

Hasta 1912, las organizaciones obreras del Ecuador han permanecido desmenuzadas y sin ningún centro nacional. Gracias a la actividad de ciertos miembros de la "Sociedad Artística Industrial del Pichincha", en Quito, fue creada la Confederación Obrera del Ecuador (C. O. E.) de la que tomaron parte casi todas las organizaciones del país. Hasta 1923, la C.O.E. no efectuó Casi ningún cambio en el movimiento obrero del Ecuador. Pero las grandes organizaciones que formaban parte de esa central, sufrieron una evolución rápida; no solamente su ideología se desplazó a la izquierda, sino que ellas modificaron considerablemente la organización híbrida primitiva, a la cual adherían a la vez asalariados y pequeños patronos, dándole el sentido de una organización puramente sindical. Así sucedió con la Federación obrera de la provincia del Guayas, la sección más fuerte de la C.O.E. A fines de 1927, se reunió el Congreso Obrero del Ecuador cuyos resultados no conocemos aún. Hay que esperar que los esfuerzos del partido socialista del Ecuador, que ha buscando dar al primer Congreso obrero un carácter sindical de clase, y que la actitud de las organizaciones obreras, afiliadas a este partido, contribuirán a llevar alguna modificación a los estatutos.

Composicion de la C.O.E.

Existen tres clases de organizaciones en la C.O.E.: 1) corporaciones (guildes) que predominan aún y que agrupan asalariados y a pequeños pa- tronos al mismo tiempo; 2) organizaciones puramente sindicales de obreros asalariados de ciertas profesiones, tales como panaderos; matarifes, albañiles, y que no admiten patronos en sus filas; 3) organizaciones mixtas que agrupan, al mismo tiempo, a obreros y a patronos de diversas profesiones. Los guildes y las organizaciones mixtas se modifican poco a poco, adquieren un carácter sindical de clase, notablemente en las grandes villas del Ecuador donde la concentración capitalista se deja sentir más vigorosamente.

Bajo el punto de vista ideológico, la C.O.E. se ha conducido siempre como una organización nacional, impregnada de espíritu conservador, servilmente atenta con el gobierno de la burguesía y absolutamente inútil para los intereses del proletariado. U política funesta de la C.O.E. por el puñado de pequeños burgueses que se han emboscado en la dirección central. La más fuerte de las secciones, la Sociedad "artesana e industrial" de la villa de Quito, que hemos citado mis arriba, ha dado siempre los cuadros principales de la C.O.E. reclutados casi exclusivamente entre las personas ligadas a la burguesía y al gobierno. La incapacidad, el servilismo, las intrigas, tales eran los rasgos característicos de casi todos los que estaban colocados a la cabeza del Directorio nacional de la C.O. E. y de la Sociedad artesanal e industrial.

Las organizaciones socialistas y el movimiento obrero

Se han formado, en ciertas partes del Ecuador, guildas y uniones obreras mixtas con tendencia socialista; ellas desarrollan una actividad bastante grande, y se transforman poco a poco en verdaderos sindicatos de clase. Existen algunas organizaciones de esta especie en Guayaquil y en las provincias interiores. La mayoría de los sindicatos autónomos de Guayaquil han constituido, en 1922, una Federación regional de obreros del Ecuador. Es preciso observar, muy especialmente, a esta organización que está adherida al partido socialista de la provincia de Chimborazo, y cuyo domicilio se halla en la Villa de Riobamba. Esta organización ha progresado grandemente en el camino de la reorganización, y ella es la que facilita excelentes militantes al movimiento obrero.

El movimiento de clase de los obreros y de los campesinos se hace activo, durante el período en que José Luis Tamayo fue presidente (19201924); es en esta época cuando la supremacía del gran capital ha llegado a su punto culminante, en el Ecuador.

Hasta en 1922, la clase obrera no ta participado en la vida política del país más que como un apéndice de los partidos burgueses y de los líderes revolucionarios burgueses. En el litoral del Pacífico, ella fue siempre el amparo del liberalismo. Los clericales conservaban un gran poder sobre la mayoría de la población en las provincias in teriores del país. En Guayaquil, puer- to principal y centro industrial del país, se ha formado una corriente sindicalista y anarcosindicalista bastante fuerte.

Veamos las huelgas más importantes, impregnadas de una cierta conciencia de clase.

La huelga de tipógrafo de Quito, en 1919, la primera victoriosa, fue dirigida por un grupo radical-socialista que sostuvo, por otra parte, la candidatura del doctor Gonzalo Córdova en las elecciones presidenciales de 1921.

En 1921, una gran huelga en los yacimientos auríferos de una compañía yanqui fue aplastada por el gobierno.

En 1922, huelga de los ferroviarios. La clase obrera de Guayaquil, sometida a condiciones verdaderamente penibles, atravesaba un periodo de agitación bastante grande. Los ferroviarios, qué habían creado una Federación impregnada de una ardiente espíritu revolucionario, hablan tropezado con la negativa opuesta a las reivindicaciones que habían presentado a la compañía yanqui de los caminos del Sur. La Fe deración regional del Ecuador se puso al frente de la huelga llevándola a la victoria. De esto resultó, para la Federación, un crecimiento de su influencia: numerosas organizaciones obreras, nuevas, le dieron su adhesión.

En noviembre del mismo año 1922, los tranviarios de Guayaquil presentaron a la Compañía un cuaderno de reivindicaciones que los patronos rechazaron. La Federación regional intervino entonces y declaró una huelga, invitando a todos los trabajadores de Guayaquil a unirse a la lucha para romper la obstinación patronal. Casi todas las organizaciones respondieron a este llamamiento, salvo la Confederación Obrera de Guayaquil; aunque, al cabo de algunos días, empujada por las masas, que mostraban un estado de espíritu revolucionario, ella fue obligada a unirse a la huelga general.

Toda la vida se encontró paralizada en Guayaquil. Un gran pánico se extendió por la burguesía, a la vista del entusiasmo de la clase obrera. El 14 de noviembre, una grandiosa demostración obrera tenía lugar en esta villa; el 15 de noviembre, más de 40.000 trabajadores recorrían las calles de nuestra capital comercial. Las tropas estaban apostadas en las encrucijadas en espera de los manifestantes. Se veían carteles sobre ciertos edificios, firmados por el "Soviet" de Guayaquil. Y hecho remarcable: ni un sólo crimen se ha registrado en el transcurso de las jornadas en que toda la villa estuvo en manos de la clase obrera.

Cuando los manifestantes se encaminaron hacia la prisión para libertar a los camaradas que las autoridades habían encarcelado en gran cantidad, los soldados tiraron sobre la muchedumbre. La matanza revistió los caracteres más atroces, y más de 800 obreros, mujeres y niños quedaron tendidos sobre las calles de Guayaquil. La burguesía aplaudía ruidosamente este acto, desde lo alto de los balcones, y tiraba tiros de revólver sobre las manifestantes.

Cuando fue conocida la noticia del crimen perpetrado por la burguesía y su gobierno, los obreros de diversas villas de la república descendieron a la calle para protestar. En Quito y Riobamba, la policía dispersé violentamente las reuniones obreras. La prensa burguesa hizo la conspiración del silencio alrededor de estos trágicos acontecimientos.

Entonces se empezó a perseguir a los jefes obreros; ciertas organizaciones fueron disueltas, y el movimiento obrero de Guayaquil se debilitó grandemente. Pero, por lo menos, las matanzas del 15 de noviembre tuvieron como resultado la inspiración al proletariado de Guayaquil de un odio irreductible hacia la burguesía. Se puede decir que, a partir de ese momento, perdió todo el apoyo de las masas. El 15 de noviembre de 1922 iluminó a todo el país con los acontecimientos de Guayaquil y señaló la entrada del proletariado ecuatoriano en la vía de la revolución social.

Las luchas electorales de 1923

Las elecciones presidenciales de 1923 tuvieron gran importancia. El gobierno y el partido liberal sostenían la candidatura Córdova, mientras que otra parte de la burguesía liberal, y más particularmente la pequeña burguesía, así que una íntima parte del proletariado, apoyaban la candidatura Intriago. Un tercer candidato, el coronel Juan Manuel Lasso, que puso al frente un programa radical-socialista, adquirió gran popularidad en las provincias interiores. Es preciso señalar también la agitación electoral llevada a cabo entre los trabajadores de la "Interandina", así como las reivindicaciones obreras incluidas en el programa Lasso, que entusiamaron a las masas populares. El periódico de Lasso Humanidad hizo una intensa campaña socialista hasta el 15 de noviembre de 1923, época en que fue suspendido por haber publicado un artículo consa grado a la memoria de las víctimas de la matanza de Guayaquil. El estado de espíritu de las masas obreras tomó un carácter netamente revolucionario, causó grandes molestias al gobierno que recurrió a violentas represalias en varias villas.

La revolucion militar y socialista de 1925

En 1925, el movimiento obrero comenzó a tomar vida, a lo que la cam- paña del partido socialista había con- tribuido en gran medida. El gobierno Córdova (este candidato gubernamen- tal y liberal había sido elegido presi- dente) condujo al país a una ruina eco- nómica completa. La hegemonía del capital financiero, y notablemente de la plutocracia de Guayaquil, se había hecho insoportable. La situación de la economía nacional se agravaba de día en día, y al mismo tiempo, la vida de las clases pobres empeoraba rápida- mente. En este momento, hemos co- menzado una campaña violenta contra el gobierno, denunciando todos los crí- menes de nuestra burguesía. La ruina del país era tan evidente, que, incluso los periódicos burgueses, exceptuando algunos, tomaron una actitud hostil al gobierno, sosteniendo nuestra campaña contra los desvíos de la plutocracia. Los principales grupos políticos de la oposición eran: el bloque socialista radical, dirigido por Luis N. Dillon; la Liga secreta de los oficiales subalternos y nuestro pequeño grupo socialista. La revolución era inminente, y nosotros lo decíamos abiertamente en nuestro periódico La Antorcha. "La próxima revolución tendrá una carácter económico", scribíamos, creyendo que las capas inferiores del cuerpo de oficiales serían uno de los factores de esta revolución. Desde este momento, nuestros esfuerzos tendieron a imprimir al movimiento revolucionario una buena orientación, estableciendo contacto entre los círculos militares y las organizaciones obreras. En julio de 1925, la Liga militar comprendía a todos los oficiales subalternos. Los miembros de la Liga estaban en contacto estrecho con las masas de soldados.

El 9 de julio, la revolución estalló. El presidente de la República, el ministro y los funcionarios superiores, así que el alto mando del ejército, fueron detenidos. Fue constituida una "Junta", y Dillon recibió la cartera de Hacienda. Por todas partes se formaban Soviets militares, agrupados orgánicamente por la Junta militar superior. Los obreros celebraban grandes reuniones y enviaban sus diputados a las Juntas militares para exponer sus reivindicaciones. El programa de las Juntas comprendía toda una serie de artículos anunciando reformas sociales; el gobierno revolucionario prometía el saneamiento de las finanzas nacionales, lo que suscitó la aprobación unánime de la clase obrera. Sostenido por los militares y la dase obrera, el gobierno realizó, en el curso de los primeros meses, una serie de importantes reformas, atacando seriamente a la influencia del capital financiero. Por primera vez en la historia del Ecuador, los grandes financieros y funcionarios superiores, prevaricadores, fueron aprisionados.

La revolución de julio dió un impulso grande al movimiento socialista.Este reunió, en 1926, con la participación de los grupos socialistas y los sindicatos obreros, un Congreso muy importante que decidió afiliarse a la internacional Comunista. Numerosos sindicatos obreros fueron reorganizados, y se fundaron muchos nuevos.

Provocación burguesa

La revolución de julio debía su fuerza a la estrecha ligazón entre la clase obren, el gobierno y los elementos militares revolucionarios. Pero la burguesía llevaba a cabo una ofensiva vigorosa contra el ministro de finanzas que efectuaba un programa económico radical, y por otra parte, trataba de romper el frente revolucionario. La burgesía recurrió al procedimiento de la provocación para engañar a los elementos militares. Ella proclamó que la clase obrera de Guayaquil se preparaba a un nuevo golpe de Estado que sería un golpe de Estado comunista. Se difundió, incluso, un falso programa que llamaban comunista y donde se hablaba de incendios, de asesinatos, etc. Se detuvo a numerosos trabajadores, los periódicos fueron suprimidos, ciertos sindicatos disueltos. Para defenderse contra la llamada ofensiva comunista, la burguesía de Guayaquil formó guardias cívicas, y trató de atraerse a su campo al comandante de la guarnición local, pan atacar al gobierno. Finalmente, el gobierno tomó medidas enérgicas, desarmó a las guardias cívicas e hizo detener a los culpables. No obstante, el frente de los obreros y de los oficiales fue roto por las intrigas de la burguesía. Esta logró provocar una crisis en el seno de la Junta, y los ministros tuvieron que presentar la dimisión. A partir de este momento comenzó la bancarrota de una revolución que merecía muy bien el nombre de socialista.

Fue bajo el segundo gobierno revolucionarlo cuando comenzó, en la provincia de Cayambe, un movimiento comunista, relacionado con la ocupación de las tierras comunales por los grandes propietarios terratenientes. Por orden del partido socialista, yo me puse al frente de este movimiento. Logramos obtener una victoria sobre la burguesía y dar gran prestigio al partido. Pero esta victoria desencadenó una violenta reacción burguesa. El movimiento de Cayambe puso de relieve el tan importante papel revolucionario de los indios del Ecuador en la lucha contra el yugo capitalista. Es en Cayambe donde organicé la primera Unión campesina entre los indios.

En 1926, conseguimos reunir, bajo la iniciativa socialista, la primera Confederación sindical. Los delegados de 14 organizaciones obreras acudieron a esta reunión, pero, desgraciadamente, el Comité elegido, y que fue encargado de convocar un congreso obrero, permanece absolutamente inactivo.

El gobierno laborista del Ecuador y la clase obrera

El Ecuador está actualmente gobernado por un gobierno laborista semejante al de Calles (Méjico), pero que es, en muchos casos, más radical. Este gobierno busca asegurarse una base sólida en el país; pues toda la gran burguesía no cesa de tramar intrigas contra las realizaciones revolucionarias. El gobierno se disponde, en consecuencia, a crear una organización análoga a la C.R.O.M. (Confederación del Trabajo de Méjico) y ha contribuido a la convocación del Congreso obrero. Se comprende que el partido socialista se alarmase por este peligro reformista. Nuestras organizaciones debían entrar en lucha, en el Congreso obrero, contra esta tendencia que desvía la moral revolucionaria de las masas. Ignoro, por desgracia, el resultado del Congre- so pues éste ha sido abierto después de mi salida del Ecuador.

Las relaciones de la clase obrera del Ecuador con el proletariado internacional son precarias. La C.O.E. mantiene alguna relación con la Federación Panamericana del Trabajo. La I.S.R. se ha limitado a dirigir un manifiesto a nuestra Conferencia Sindical; la Internacional de Berlín y los Obreros Industriales del Mundo han querido arraigarse en el Ecuador pero vanamente. No tenemos ninguna clase de contacto con Amsterdam. La clase obrera del Ecuador se ha desenvuelto en pleno aislamiento, sin el sostenimiento del proletariado internacional. Por la iniciativa del partido socialista las organizaciones obreras afiliadas han establecido relaciones con la I.S.R. y han elegido representante para el próximo Congreso de ésta.

La similitud del movimiento obrero del Ecuador con el de los otros países de América Latina

Se puede decir que el movimiento obrero se ha desarrollado de una manera casi idéntica en Colombia y en el Ecuador, a consecuencia de la similitud de numerosos factores económicos, religiosos, topográficos y climatológicos. En el Ecuador, igualmente que en Colombia, el proletariado tiene un estado de espíritu revolucionario. En mayo de 1926 se reunió, en el Ecuador, un primer Congreso socialista donde atuvieron representados, no sólamente grupos socialistas, sino también organizaciones sindicales. Algunos meses mis tarde se abría el Congreso socialista de Colombia donde, lo mismo que en el Ecuador, se había formado un partido socialista, con tendencia favorable al comunismo. Este Congreso ha decidido hacer gestiones para la afiliación a la III Internacional. En Colombia, como en el Ecuador, las organizaciones obreras han contribuido a organizar el partido. En general, el movimiento obrero del litoral del Pacífico de América del Sur (Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) presenta rasgos comunes. Debemos esto, en buena parte, a la debilidad numérica de la inmigración procedente de Europa. Además, el movimiento obrero de todos los países de América Latina está interesado en la lucha común contra el imperialismo que oprime a nuestras jóvenes naciones. Estamos obligados a luchar en dos frentes: contra el enemigo de clase en el interior y en el exterior.

Lo que explica, también, la similitud del movimiento revolucionario de estos países, es la supremacía numérica de las tribus indias en su población. Estas tribus, formando un potente factor revolucionario, presentan perspectivas de revolución social más amplias en Méjico, Perú, Bolivia, Ecuador, etc. comparativamente con los otros países. La población india de América Latina y, notablemente, la del Perú, Bolivia y del Ecuador, que eran en otro tiempo elementos constitutivos del Estado agrario socialista de los Incas, guardan hoy todavía fuertes tradiciones comunistas, e incluso restos de instituciones comunistas. El espíritu de clase está muy extendido entre los indios.

La Federación Sindical de América Latina

Se ha celebrado una Conferencia de los delegados obreros de América Latina en el mes de diciembre último bajo la iniciativa de la I.S.R. en Moscú, con objeto de buscar los medios agrupar el proletariado de América Latina. La Conferencia ha decidido pedirir al próximo Congreso de la I.S.R. la convocación de una Conferencia de todos los delegados de América Latina. Esta Conferencia se ha celebrado a continuación del IV Congreso de la I.S.R. en Moscú (véase artículo del camarada Dujone, en este mismo número de nuestra revista) para designar un secretariado provisional, encargado de hacer el trabajo preparatorio de otra Conferencia que ha de tener lugar en Montevideo, en la cual participarán todas las organizaciones de América Latina, que quieran estar representadas. En último análisis, estas conferencias tienen por finalidad el crear una Federación Sindical de América Latina, cuya fundación es deseada por los trabajadores de nuestros paises indo-hispanos. te video, creado, eventualmente, en a la celebra- un Secretariado que prepara unidad le los ción del Congreso de unidad de los obreros de América Latina. Esta resolución será, ciertamente, acogida con gran entusiasmo en toda América Latina. Esperemos que nuestros esfuerzos sean coronados por el éxito.

Rícardo Paredes.

Fuente: Ricardo Paredes, "El movimiento obrero en el Ecuador," La Internacional Sindical Roja 1 (August 1928): 76-81.


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