REPRESENTACIONES RACISTAS EN LA REVISTA VISTAZO, 1957-1991

"MAMI, ¿QUÉ SERA LO QUE QUIERE EL NEGRO?": REPRESENTACIONES RACISTAS EN LA REVISTA VISTAZO, 1957-1991

Jean Rahier (1)

No hay tal cosa como un mundo que exista independientemente de los discursos de representación. Las representaciones constituyen, en parte, el mundo en el cual vivimos. Como Michel Foucault lo explicó ya hace algún tiempo, las formaciones discursivas, o modos de pensar, o modos de representaciones son utilizados por las gentes para pensar el mundo, para pensar sus propias existencias, así como para pensar la existencia de 'otros'. Los grupos dominantes producen y reproducen representaciones de ellos mismos y representaciones de los 'otros' que justifican su posición en la cima de los órdenes raciales y espaciales, y la explotación de los 'otros' quienes aparecen como seres fundamentalmente negativos. En efecto, como lo formula el intelectual inglés negro Stuart Hall, el racismo debe ser entendido como una "estructura de conocimiento y representaciones" (2), con una energía simbólica y narrativa que trabaja para asegurar nuestra posición acá, arriba, así como para asegurar que los Otros se quedan allá abajo, fijando cada uno "en su puesto social 'natural'" (Hall 1992). Esa es la razón por la cual un aspecto importante de la lucha de los pueblos dominados ha consistido en cuestionar, manipular, combatir, negar, y a veces hasta invertir representaciones de ellos reproducidas en el discurso dominante de su sociedad nacional, o de la sociedad en la cual viven.

Las identidades culturales, y/o étnicas, y/o 'raciales' deben ser entendidas dentro de los siempre fluctuantes procesos políticos, económicos y sociales inscritos en contextos espacio-temporales particulares, que son constituidos dentro de dimensiones locales, regionales, nacionales y transnacionales. Las identidades, y sus representaciones, son constantemente imaginadas y re-imaginadas, actuadas y re-actuadas dentro de situaciones específicas, y dentro de contextos socioeconómicos y políticos que siempre cambian y que proveen sitios por sus negociaciones y re-negociaciones, sus definiciones y re-definiciones.

Cuando anteriormente hice referencia a Stuart Hall, no fue por casualidad. Él es considerado como uno de los fundadores del movimiento de los 'Cultural Studies' o 'Estudios Culturales' en Inglaterra. Los intelectuales que participan en este movimiento han dedicado una parte importante de sus investigaciones al estudio del racismo y de sus varias formas y expresiones en 'culturas populares' alrededor del mundo. Ellos han evidenciado la manera por la cual el racismo muestra su cara fea en los lugares más sorprendentes, en donde 'nadie' lo habría esperado, y hasta donde algunos --usualmente los que no sufran por sus consecuencias-- proclaman que no está… (3)

En este artículo, mi atención está concentrada sobre las representaciones de gente negra hechas en la revista Vistazo, desde su creación en 1957 hasta el año 1991 (4). He pasado horas buscando representaciones de negros en Vistazo, página por página, tomando diapositivas y fotocopiando artículos y fotografías. El focalizar esta investigación sobre la revista Vistazo se justifica por el hecho de que es la revista la más popular en el Ecuador. Vistazo, así como otros medios de comunicación, provee a los grupos dominantes de un sitio privilegiado en donde expresar su cosmovisión, o lo que se podría llamar una versión oficial del llamado 'sentido común nacional'. Cualquier persona que alguna vez tuvo en sus manos un número de Vistazo puede darse cuenta que lo que vende esta revista a sus lectores no es sino la mirada blanca o blanca-mestiza sobre los varios pueblos del Ecuador y del mundo. Obviamente, las representaciones de negros hechas en Vistazo son producidas desde una posicionalidad elitista, masculina, blanca o blanca-mestiza, y desde una perspectiva urbana. El 'nosotros' de Vistazo no es un 'nosotros' que incluye a las subjetividades negras e indígenas, ni las perspectivas de las poblaciones rurales, sino al contrario (5).

Las representaciones de negros en Vistazo muestran que el concepto de 'negros' que tienen las elites ecuatorianas no es monolítico. A pesar de que casi siempre es negativo o a veces agresivamente racista, la manera por la cual estas elites comprenden o se acercan a lo negro está enraizado en términos contradictorios: repulsión pero también deseo, miedo extremo pero también atracción, etc. Estas contradicciones explican la presencia, en diferentes períodos y en diferentes números, de imágenes antitéticas, como la del gentil cantante, del músico o deportista y la del predador social o criminal; la imagen del o de la posible amante exótico(a) y la del sucio doméstico perezoso; etc.

Antes de compartir los avances de mi investigación, preciso primero explicar lo que entiendo por el concepto de "orden racial/espacial".

El orden 'racial'/espacial ecuatoriano

Desde el inicio de la vida republicana del país, al igual que en otros países latinoamericanos, la elite blanca y blanca-mestiza ha reproducido una 'ideología ecuatoriana' de identidad nacional que proclama al mestizo como el prototipo de la ciudadanía moderna ecuatoriana (Clark 1998a, 1998b; Rahier 1998; ver también Anderson 1991 [1983]; Arocha 1998; Gould 1993; McCallum 1996; Needell 1995; Pérez-Torres 1998; Radcliffe 1996). Esta ideología está basada en la creencia de la inferioridad de la población indígena, y una incondicional y a veces contradictoria admiración e identificación con lo que llaman 'la civilización occidental' (Silva 1995; Stutzman 1981; Whitten 1981).

A pesar de esta tentativa hegemónica para homogeneizar racial y étnicamente, esta ideología ecuatoriana de identidad nacional fabrica una lectura racista del mapa del territorio nacional. Los centros urbanos son asociados con la modernidad y con la población blanca y blanca-mestiza y las áreas rurales son vistas como lugares caracterizados por una inferioridad racial, violencia, retraso de todo tipo, salvajismo, etc. Estas áreas, mayormente habitadas por no-blancos o no-blanco-mestizos, han sido vistas por estas elites como inmensos desafíos para el desarrollo nacional encaminado hacia la consecución de los ideales de la modernidad. De esta manera, Ecuador comparte similitudes con Colombia, como lo ha expresado Peter Wade en su libro Blackness and Race Mixture: "hay un distintivo patrón espacial en la estructura de . . . la nación y su orden racial" (Wade 1993; ver también Ching 1997; Feld 1996; Ferguson 1992; Gupta 1992; Malkki 1992).

En esta imaginación de la 'ecuatorianidad' no hay, lógicamente, ningún lugar para los negros: ellos son, y más bien deben permanecer, marginales. Ellos constituyen el último 'otro', una especie de aberración histórica, un ruido dentro del sistema ideológico de la nacionalidad, una contaminación del patrimonio genético ecuatoriano. No hacen parte de este "mestizaje oficial" (Stutzman 1981: 63).

Representaciones de la identidad nacional en Vistazo

Vistazo ha publicado una variedad de artículos, fotografías, imágenes y otras representaciones que ilustran la 'ideología oficial' de identidad nacional. Varias publicidades, por ejemplo, codifican la visión que las elites tienen de la 'ecuatorianidad'. Estas publicidades se caracterizan por la ausencia de la población negra, tienen por tema dominante el mestizaje, presentado como la esencia misma de la 'ecuatorianidad'. Y cuando hacen referencia a los indígenas, aparecen como individuos que son vestigios del pasado: deben ser cambiados, 'civilizados', 'blanqueados' (ver también el trabajo de Blanca Muratorio 1994).

Esta idea según la cual los pueblos indígenas representan nada más que el pasado nacional es un tema de mucho interés para los redactores de Vistazo. Uno de estos artículos se titula "Sondeando el pasado del hombre ecuatoriano" (24 de noviembre, 1978). Se refiere a investigaciones arqueológicas conducidas por investigadores del Banco Central del Ecuador de la Sucursal de Guayaquil y está acompañado por una fotografía de unas muchachas Chachis de la Provincia de Esmeraldas, de pie con los senos desnudos, vestidas en trajes tradicionales (de la cintura para abajo). Bajo la fotografía se puede leer la siguiente leyenda: "Estas bellas chiquillas son cayapas, de la provincia de Esmeraldas. Mantienen características que el tiempo ha respetado" (p. 27). El artículo va del pasado arqueológico al presente tradicional como si se tratara de la misma cosa. Leyendas como estas apuntan hacia la permanente influencia que tienen tesis evolucionistas del siglo XIX (Darwin, Tylor, y otros) en el 'sentido común' blanco-mestizo. Otro artículo, titulado "Tribus condenadas a muerte" (15 de marzo, 1985: 36-41), explica la "degeneración" de pueblos indígenas que no pudieron adaptarse a la civilización, por el hecho de que "todavía son víctimas de viejas tradiciones malsanas" que les llevarán hacia la muerte. Una frase dice: "Los Waoranies tienen una población con alto grado de anormalidades a causa del matrimonio endogámico entre padres, hijos y hermanos" (p. 41).

Otro artículo, obviamente paternalista, presenta los resultados de una investigación conducida por un psiquiatra en la Provincia de Cotopaxi, y proclama un gran descubrimiento del año 1972: "En el indio, si hay inteligencia superior" (enero de 1972: 100-102). Este descubrimiento le da más valor al mestizaje porque limita o más bien corrige el "aporte negativo" del ingrediente indígena…

Estas representaciones de gente indígena son marcadas por el contraste que se hace, desde una perspectiva blanca-mestiza dominante, con las imágenes de personas blancas nacionales, norteamericanas y europeas. Al contrario de aquellas, estas evocan a seres civilizados, modernos y respetables. Las características de sus cuerpos definen lo que se considera bello, atractivo, deseable, ilustrando la ideología del blanqueamiento. Como argumenta Norman Whitten, 'blanqueamiento' no quiere decir que el blanco se 'indianiza' o 'aindia', sino al contrario, es el indio quién debe blanquearse cultural y físicamente.

En cuanto a los negros, ellos no hacen parte de la química nacionalista. Ni son considerados como uno de los ingredientes del mestizaje oficial. En lugar de ser simplemente invisibles, como se lo ha argumentado numerosas veces en el pasado, ellos más bien son construidos, ideológicamente, a través de sus representaciones, como los 'últimos otros'.

Los negros como últimos 'otros'

Se ha argumentado en el pasado que en el Ecuador y en otros países latinoamericanos con similares proporciones demográficas, los negros eran simplemente invisibles o totalmente ausentes de los imaginarios blancos y blanco-mestizos de las identidades nacionales. En parte, ese argumento es el resultado de la falta de interés por los negros que ha caracterizado a las investigaciones en ciencias sociales y en las humanidades ecuatorianas. Nina de Friedemann ha demostrado la existencia de esta falta de interés hacia 'lo negro' en el caso de Colombia (Friedemann 1984). Por otro lado, este argumento sobre la 'invisibilidad del negro' está inscrito en una relativamente larga tradición de investigación sobre los estados-nación y las nacionalidades modernas. En efecto, muchos investigadores del surgimiento de los nacionalismos y de los estados-nación del final del siglo 18 y del siglo 19 han compartido la tendencia a enfatizar, de manera exclusiva, en lo que llamaron "los procesos homogeneizantes" de las ideologías que están detrás de las nacionalidades modernas. Esto es precisamente lo que hace, por ejemplo, Benedict Anderson en su famoso Imagined Communities (Anderson, 1991[1983]: 47-66). Esto lo hace también Stuart Hall cuando escribe que las "culturas nacionales" ayudan a "coser juntos" (stitch up) diferencias dentro de una singular identidad. A pesar de que esta tendencia homogeneizante de las ideologías de identidad nacional sea bien concreta y pueda ser observada en varios lugares del mundo, y no solamente en el Ecuador, estas ideologías también están marcadas por otro fenómeno que aparece, luego de una primera lectura superficial, como contradictorio a esta ambición homogeneizante. Se podría referir a este fenómeno como la necesidad de construir a un 'otro', u 'otros'. Varios investigadores prefirieron focalizar su atención sobre esta necesidad de los mitos que constituyen las ideologías de identidad nacional de crear a un 'otro'. La premisa de estos autores es la siguiente: las identidades jamás existen por sí mismas, solas. Las identidades existen oposicionalmente, es decir que, su naturaleza profunda, o su condición de existencia es estar opuesta a otras identidades, dentro del espacio nacional y afuera de él. Sin esta oposición no habría necesidad de tener identidad alguna. En los años 1960, investigadores trabajando sobre el surgimiento de nacionalidades como Ernest Gellner (Gellner 1964; 1983) o Karl Deutsch (1966), y más tarde gente como Anthony Smith (1986), Walker Connor (1978; 1993), Elie Kedourie (1992) y Anna Triandafyllidou (1998) ya estaban haciendo esto. Más recientemente, uno de estos investigadores, el antropólogo del Medio Oriente quien vive en los EE.UU., Talal Asad, desarrolló la siguiente argumentación: "para asegurar a su unidad -para hacer su propia historia- los poderes dominantes siempre han trabajado mejor con prácticas que diferencian y clasifican. . . En este contexto el poder es constructivo y no tanto represivo. Además, su habilidad para seleccionar o construir las diferencias que sirven sus propósitos ha dependido de su explotación de los peligros y de las oportunidades contenidas en situaciones ambiguas" (Asad 1993:17). Peter Wade, en su recientemente publicado estudio de la incorporación de formas musicales afro-colombianas dentro de los géneros de la "música nacional colombiana" sigue el mismo argumento (ver también a Moore 1997):

La diversidad es necesaria para las ideas nacionalistas, en parte porque es solamente con relación a la diversidad que la unidad puede ser imaginada, pero también porque la diversidad casi siempre involucra a relaciones de poder. De la misma manera que en las relaciones de poder colonial, el colonizador tiene un sentido de dominación que es nutrido por un deseo narcisista para la sumisión del subordinado Otro, los constructores de naciones definen su propia superioridad en relación con la diversidad que ellos observen y construyen--y desean. Distinción como excelencia depende de distinción como diferenciación; discriminación como refinamiento y gusto superior depende de discriminación en contra de la gente definida como inferior y diferente. (Wade 1998:4)

Construcciones de indígenas aparecen de manera muy visible en comparación con construcciones de negros en los mitos de ecuatorianidad desde los inicios de la vida republicana. Los afro-ecuatorianos ocuparon desde siempre un lugar periférico. Su visibilidad marginal dentro de estos mitos no puede ser comparada con la relativa centralidad de los grupos indígenas. En las narrativas blancos y blanco-mestizos sobre la identidad nacional, en las producciones artísticas costumbristas, y en otras representaciones, los indígenas fueron construidos, como lo demostró admirablemente Blanca Muratorio, a veces como los descendientes de los nobles Incaicos, como los salvajes del Oriente o Jíbaros, o como paganos requiriendo el trabajo de las misiones evangelizadoras y civilizadoras (Muratorio 1994). Pero aparecen claramente como uno de los más importantes componentes o ingredientes de la identidad mestiza o blanco-mestiza nacional (de acuerdo al período histórico), mismo si se especifica que tienen que ser cambiados, evangelizados, civilizados, y blanqueados.

La lectura de textos escritos por intelectuales ecuatorianos blancos y blanco-mestizos evidencia la construcción del negro como 'último otro'. Refiero aquí principalmente a textos escritos al inicio del siglo XX por Alfredo Pérez Guerrero, Víctor Gabriel Garcés, Julio Moreno, Humberto García Ortiz, Manuel José Caicedo, Gabriel Cevallos García, Leopoldo Benítez Vinueza, etc. (6) El carácter periférico del negro se manifiesta principalmente de las siguientes maneras: usualmente, en estos textos destinados a desarrollar ideas y comentarios sobre el estado de la cultura y/o identidad y/o historia nacional, las referencias sobre los afro-ecuatorianos son muy escasas y muy breves. Hasta ahora, nunca he visto que en estas limitadas referencias, se sugiere que ellos sean ecuatorianos o, si no son pensados como ciudadanos al igual que los indígenas, al contrario de ellos no son incluidos en el grupo de los que podrían volverse ciudadanos luego de un proceso de 'enculturación' o de "civilización"… Los términos utilizados para referirse a ellos, "africanos", "raza negra", "negros" o "morenos", jamás son precedidos--como es el caso para "indios", "raza india" o "indígenas"--por el posesivo paternalista "nuestro(s)", lo que les ubica clara y definitivamente a fuera del proyecto de identidad nacional. Además, cuando sí se hace referencia a la existencia de negros dentro del territorio nacional, se lo hace en las partes más descriptivas de estos textos, sin regresar a ellos ni a su presencia cuando se escribe sobre la solución que hay que aportar a los "problemas raciales y culturales del país" (el famoso "problema indio" o "problema indígena"). La solución del "problema racial y cultural del país", de acuerdo a estos intelectuales blancos y blanco-mestizos, involucra solamente a los indios, jamás incluyen a los negros, quienes sí sabemos que están allí, pero quienes tienen que quedarse "afuera", que ni son concebidos como "problema" afectando la cuestión nacional. He aquí algunos ejemplos. En un texto titulado "La Misa de las Lanzas", Leopoldo Benítez Vinueza escribe, en 1950, sobre el 6 de marzo de 1845, lo que él llama "el inicio de la vida auténticamente nacional" y dice:

Quince años duró la tutela providencial del Caudillo. Quince años de sangre y lágrimas en que sólo se oyó en un pueblo pavorido el golpe de los cascos de las caballadas genizaras y el ruido metálico de los sables. Quince años en que pasearon por un país desesperado las lanzas extranjeras, los bárbaros de uniforme, las fieras galoneadas cuyo ejemplar más representativo y arrogante era el general negro Juan Otamendi. (Benítez Vinueza 1950:201)

La última frase se refiere con la fuerza del último argumento retórico de la lista de calamidades al antagonismo de un negro vestido de general…

En un texto publicado en 1922, Alfredo Pérez Guerrero escribe sobre la historia y la cultura nacional en un estilo positivista, haciendo muy pocas referencias a los negros o a la "raza negra". En un pasaje caracterizado por el determinismo geográfico, menciona a los negros una sola vez--como una fuerza de trabajo maleable. Él escribe que:

. . . el medio y la vida son círculos máximos que circunscriben las fuerzas sociales: en otros términos, indican lo que no puede ser, más no lo que será. Esta sola circunstancia es importantísima; si, por ejemplo, sabemos que se prestará menos para el comercio un país montañoso que otro que se encuentra al lado de los mares y ríos, ese pueblo debiera hacer menos esfuerzos para dedicarse al comercio que a la agricultura; si sabemos que la raza negra soporta fácilmente los climas ardientes, no la dedicaremos a cultivos de climas fríos, etc. (Pérez Guerrero 1922:142)

Luego, después de indicar que su anhelo es de mejorar al Ecuador, continúa escribiendo sobre el "problema indio" precisando que ". . .[me] circunscribiré a la Raza India, por ser ésta uno de los problemas al cual van enlazadas las principales trabas que para el adelanto tenemos; y porque conceptúo que, después del problema de límites con el Perú, éste es el más grave y palpitante" (ibid.:143). Los negros ni son incluidos como problema.

Otro intelectual blanco-mestizo, Víctor Gabriel Garcés, en un artículo sobre las nacionalidades americanas publicado en los Anales de la Universidad Central de Quito en 1933, es mucho más elocuente en cuanto a la presencia de negros. En este texto, Garcés termina por celebrar al mestizaje como una de las consecuencias primordiales de la conquista. Escribe que "Indios, blancos y negros son los matices primarios de la población continental" antes de pasar en revista cada uno de estos elementos raciales. Sobre los negros, indica:

El negro africano, material humano cotizable en larga etapa de la civilización, debió también venir a América, mercado sin competencia para las empresas exportadoras de la "caoba" viviente. . . Las necesidades industriales de aprovechamiento de la rara energía del hombre de color, avezado, adaptado fisiológicamente a los climas tropicales enervantes, exigió y determinó la demanda de aquella mercancía necesaria. Y aún las colonias rubias del Norte, con el recelo puritano de su contextura étnica, tuvieron que admitir al negro fornido y alegre, risueño a pesar de sus nostalgias ancestrales, para dedicarlo a la indispensable tarea, en las zonas adecuadas para el negro pero insoportables para el inglés de América. Por todas las estribaciones de América Hispana en donde el clima solicitaba al negro, se extendió este aporte racial traído del fondo inagotable del Africa ecuatorial. (Garcés 1986 [1933]:104)

Luego, Garcés justifica la dominación del español sobre el indio y el negro en estos términos:

El español, conquistador, luego hacendado, industrial, comerciante, hombre de mundo. . . , hombre de cultura. . . tenía que superar al indio y al negro. Al indio, porque se impuso sobre él y lo atemorizó y sometió. Al negro, porque a pesar de su altanería característica, no tiene el suficiente sentimiento de clase, de grupo, que da vigor formal a la colectividad en que se vive. El español estaba mucho más apto para un pronto aprovechamiento de su energía así individual como social. Y fue él precisamente quien había de formar la jerarquía dominadora en el vivir colectivo de los pueblos de América. En lo político, en lo social, en lo económico, en toda esfera de actividad, el blanco en primer lugar. El indio superior en número, se replegó a las quiebras andinas, o se adentró en la inmensidad inhollada de la selva. El negro, que llegó al último, no era estorbo mayor porque vivía confinado en determinadas zonas territoriales. El blanco, pues, se enseñoreó de sus dominios. (ibid.:107)

En el resto de su artículo, durante casi veinte páginas, Garcés--teniendo al Ecuador en mente--trata del tema del mestizaje, y el negro se esfuma como por magia… Claramente, el negro no hace parte de esta imaginación de las nacionalidades americanas ideales, en la perspectiva blanca o blanca-mestiza de Garcés. Al contrario, Garcés se lanza en la otra dirección, en una ruta que apunta a Europa como modelo biológico y cultural, citando a los países del Cono Sur en donde una más importante inmigración de europeos ocurrió, lo que explica el estado más avanzado de estas naciones. Garcés envisiona un proceso de blanqueamiento de los indios pero no de los negros, que siguen "confinados en determinadas zonas territoriales", es decir "afuera".

Los demás autores consultados, quienes escribieron en varios períodos de la historia del país, se reparten entre las siguiente tendencias: 1. referirse a los negros solo de paso, marcando su presencia periférica, o más bien 2. haciendo referencias directas a ellos para luego, cuando se trata de comentar o elaborar sobre el futuro de la "identidad y cultura y historia ecuatorianas" olvidárselos donde "pertenecen": en las márgenes (frontier areas).

Me parece interesante subrayar aquí el paralelo entre esta marginalidad--o condición de último Otro--del negro en los procesos imaginativos de intelectuales blancos y blanco-mestizos de fines del XIX y de principios del XX y la misma marginalidad de los negros en las investigaciones académicas ecuatorianas. Esta última contrasta fantásticamente con la abundancia de investigaciones sobre poblaciones indígenas. Haré aquí dos breves ilustraciones con textos escritos por investigadores para los cuales, a pesar del presente comentario, tengo mucho respecto. En Los Mitos de la ecuatorianidad, Erika Silva (1995), nunca menciona la existencia de negros dentro del territorio ecuatoriano. Además, ignora la cuestión y la significación de su invisibilidad en estos mitos de la "identidad ecuatoriana". En un artículo titulado "La Cuestión de las Identidades en Quito", Hernán Ibarra (1995) trata de la historia de Quito dentro de la perspectiva de los procesos de identidad de sus poblaciones, en términos de las categorías étnicas de "blancos", "blanco-mestizos", "indígenas", "cholos", etc. A través de un análisis muy interesante de sucesivas modas musicales, de la historia del itinerario de las fiestas de Quito, así como de varios textos literarios, él trata de describir el desarrollo histórico de la problemática de las identidades en Quito. Pero sobre los negros, no escribe ni una sola palabra, a pesar de una documentada presencia negra desde los inicios de la fundación española de Quito, y de una relativa importante inmigración negra durante los últimos veinte años, lo que llevó a una significativa población quiteña negra (Whitten 1995).

Desafortunadamente, muchas de las publicaciones que si focalizan sobre temas afro-ecuatorianistas tienden a representar a los afro-choteños y a los afro-esmeraldeños en términos esencialistas y casi exclusivamente como comunidades fundamentalmente rurales, localizadas en la periferia del espacio nacional, que han existido de una cierta manera al margen de la vida moderna. Estas re-presentaciones de las realidades socioculturales de la gente negra, con invisibilidad o presencia esencializada, además de ser incompletas y engañosas, no hacen nada sino reproducir y reforzar a lo que llamo el orden "racial"/espacial ecuatoriano.

Regresando al Vistazo, agrupo a las varias representaciones de negros en cuatro categorías. En realidad estas categorías han sido utilizadas también--conscientemente o no--por los periodistas y editores de Vistazo: 1. Los Africanos; 2. Los Negros Ecuatorianos.; 3. Los Negros Norte-Americanos; 4. El resto de La Diáspora Africana en las Américas. Estas representaciones divulgan la lógica del orden "racial"/espacial ecuatoriano, así como la visión que las elites nacionales tienen del resto del mundo y de su supuesta jerarquía cultural. Así se puede observar en Vistazo que Europa y Norteamérica se encuentran a la cima de la escala de "respetabilidad cultural" compartida por los varios equipos de redacción, cuando Africa al contrario yace a sus pies. Esta escala de "respetabilidad cultural" tiene condiciones de existencia, y/o influencias transnacionales.

Carácter negativo de 'lo negro' (en general) en Vistazo

Varias representaciones de "lo negro" en las páginas de Vistazo no tienen especificaciones étnicas precisas. No refieren a negros particulares como afro-esmeraldeños, afro-choteños, afro-brasileños, Yorubas, etc. Estas imágenes funcionan simplemente como si estaban pidiendo al lector de acordarse del significante "negro" que está profundamente enterrado dentro del inconsciente colectivo (blanco y blanco-mestizo) ecuatoriano y, más allá de ello, en el inconsciente colectivo occidental. Son imágenes fundamentalmente estereotipadas y altamente negativas.

Algunas aparecen bajo la forma de chistes. Uno de estos, por ejemplo, marca a los negros como seres estúpidos. Representa a una pareja de negros que se encuentran en la obscuridad. Se puede adivinar que son negros por los estereotipos de los rasgos de sus caras: grandes ojos blancos, grandes dientes, labios enormes. El hombre dice a la mujer: "¡Nos cortaron la luz! ¡Al fin podremos hacer nuestros ahorros!!" (Nº 66, noviembre de 1962: p. 98). Otro chiste representa a cinco negros vestidos solo de un pañuelo alrededor de la cintura. Son sentados alrededor de una mesa en la cual se encuentra un hombre blanco, cocinado... Uno de los negros tiene una Biblia en las manos y dice: "Gracias, Señor por habernos permitido traer a esta mesa… el pan de cada día. Amén" (julio del 1972, número 82: p. 138). En otro chiste, lo negro evoca a la farra incontrolada, a la pereza, a la sensualidad "natural", a los ritmos musicales, etc. Un hombre blanco, quién está en la playa con su esposa, se levanta y dice, rodeado por negros con sombreros de paja e instrumentos musicales: "¡Inés! No sé lo que pensarás; pero yo no vuelvo a casa…" (nº 125, octubre de 1967: p. 138), como si había decidido abandonar al estrés de la vida moderna para la vida fácil de los negros gozadores.

Otras representaciones de negros sin indicaciones étnicas son hechas en artículos que tienen por objetivo tratar de la humanidad de manera relativamente abstracta, en un ámbito geográfico global. Uno de estos, titulado "Muerte Prematura de la Humanidad" (octubre de 1974: p.53), discute a las tesis de Malthus y evoca a los negros como constituyendo un problema social permanente: no saben como cuidarse; siempre necesitan ayuda de algún tipo; hacen niños como conejos; etc. En pocas palabras, no nos--esto es un "nosotros" blanco o blanco-mestizo, por supuesto--dejan en paz… El contenido del artículo podría ser resumido a la siguiente cita, que fue publicada debajo del subtítulo "¿Quienes Perecerán Primero?": "En esta muerte colectiva, avanzando inexorable, inicialmente perecerán las gentes de escasos recursos, los hogares pobres. Morirán primero las mayorías desposeídas…". La fotografía que acompaña al artículo presenta a un niño negro, extremadamente flaco, con la mano derecha tendida como para pedir limosna…

Otro artículo, titulado "¿Desaparecerá la raza blanca?" (Junio 06, 1978: 82-84), contradice la argumentación del artículo anterior. Sugiere que dentro de pocas décadas, las razas negra y amarilla dominarán la población humana mundial. Comentando sobre datos demográficos y también sobre la crisis petrolera contemporánea (fines de los años 1970), el periodista escribe:

Por consiguiente, es posible prever con un elevado nivel de certidumbre, que la crisis actual y próxima de la energía tendrá no solamente un efecto sobre la civilización industrial, sino sobre la distribución de las poblaciones y de las razas humanas. La especie humana cambiará de color. Los blancos, que jamás estuvieron en mayoría, se volverán una pequeña, luego una muy pequeña minoría... La especie humana cambiará de piel.

Luego, en el mismo artículo, el periodista añade con gran optimismo--utilizando el término obviamente negativo de "inflación"--". Pero la proporción de las poblaciones y de las razas estará finalmente--después de una fase de inflación amarilla, o morena, o negra--próxima de la proporción actual."

Estas pocas referencias fueron escogidas entre numerosas otras. Ellas anuncian los mayores temas que son repetidos y "tejidos" dentro de las representaciones de negros de las cuatro categorías con las cuales estoy trabajando.

Representaciones de África y africanos

Africa es definitivamente un lugar firmemente marcado como negativo en las páginas de Vistazo. Es un lugar en donde ocurren desorden político y golpes de estado. Es un lugar en donde se encuentren un número impresionante de tiranos. El Africa de Vistazo parece ser un continente en donde los líderes políticos, mucho más que en cualquier otra parte, y por lo tanto mucho más que en América Latina, no tiene ninguna consideración para sus pueblos. Es un lugar en donde, para prestar el vocabulario evolucionista de Vistazo, la vida salvaje y cultos extraños todavía ocurren. Es un lugar plagado por numerosas faminas y otras calamidades. En pocas palabras, el Africa de Vistazo es caracterizado por la irresponsabilidad: africanos son nada más que niños inmaduros.

No he encontrado, en cuanto al período que cubre a los años entre 1957 y 1991, ni un artículo que presente a Africa de manera positiva. De los 61 artículos sobre Africa publicados entre 1957 y 1991, más de 50 son sobre algún tipo de desorden político u otro: guerra de independencia, golpes de estado, excesos de tiranuelos, masacres políticas, etc. Uno de estos artículos, publicado en el número de enero de 1965, relata sobre la guerra civil en la República del Congo-Leopoldville. El periodista escribe: "Una lucha salvaje se desarrolló en las calles de la bella ciudad [colonial], tropas del gobierno legal avanzaban por las desiertas avenidas sembradas de muertos, moscas y autos volcados, guerreros semi-salvaje de Soumialot [the rebel leader], entonando cantos rituales y fórmulas de magia negra, se lanzaron al contraataque apoyados por fuego graneado de ametralladoras y fusiles automáticos chinos." Se necesita enfatizar aquí el hecho de que solo los rebeldes son "racializados". Además, el periodista se refiere a ellos con todo los adjetivos (negativos) atribuidos a "lo negro" o "lo africano": "guerreros" no "soldados"; "semi-salvajes"; y "magia negra". Adicionalmente, el origen de los fusiles automáticos es demonizado también: son fusiles "chinos", lo que era muy malo en estos tiempos de guerra fría… No es posible entrar aquí en los detalles de esta guerra civil. Pero ya se puede indicar que los soldados del llamado "gobierno legal" (en realidad era un gobierno de marionetas manipulado por varios gobiernos occidentales, dentro de un contexto claramente neo-colonialista) tal vez no estaban luchando por el lado del "bien" como lo sugiere el periodista.

Antes de la mitad de los años 1960, casi no hubo reportaje sobre Africa. Después de esta fecha su presencia limitada en la revista está marcada por catástrofes. Una variedad de artículos, desde la segunda mitad de los años 1960 hasta los años 1980 se refiere a la sangrienta secesión de la región de Biafra en Nigeria, las atrocidades del dictador Idi Amin Dada--quién fue muy visible en los números de Vistazo de los años 1970 (7)--, las "payasadas" de otro dictador: el Mariscal Bokassa de la República Centro-Africana, etc. Muchas de las expresiones utilizadas por los periodistas reportando estos eventos traicionan sus interpretaciones racistas y esencialistas. "Africa Ruge" dice el título de un artículo sobre una masacre política en Rodhesia: en vez de culpar a los autores del hecho deplorable, culpan a la llamada "raza africana" entera… "Africa: Corazón del SIDA" (27 de marzo de 1987: p. 60) dice otro, sugiriendo de una cierta manera que estos negros salvajes y africanos son responsables por este nuevo mal, etc.

En un artículo sobre Africa del Sur del principio de los 1980 (febrero de 1981: p. 58-63), los negros africanos son identificados como gente tradicional, retrasada y exótica, cuando al contrario los blancos sudafricanos son claramente asociados con la modernidad, la vida urbana, los edificios altos, la civilización, etc. En este artículo, se presenta a mujeres negras africanas con senos desnudos, de pie o a cuatro patas en una página, cuando en otra página del mismo artículo está la fotografía de una mujer blanca de la cual se ve solamente la cara: tiene lentes y mira hacia el cielo. El divulgar o esconder el cuerpo femenino tiene mucho que ver con la distinción--muy importante en América Latina-- entre los conceptos de "mujer" (usualmente más oscura de piel sino negra, asociada con vulgaridad, falta de educación, de acceso sexual fácil, etc.) por un lado, y "señora" (blanca o de piel más clara, respetable, casada, cultivada, etc.) por el otro (ver también a Melhuus 1996). Al respecto, un artículo de los años 1970 (julio 1973, nº194: 80-82) presenta a bailarinas africanas, de Senegal, con el busto descubierto. Un subtítulo en el artículo dice "Nadie ha criticado que las bailarinas actúen con el busto descubierto". Las fotografías fueron tomadas durante una gira que el ballet nacional de Senegal hizo en Guayaquil. En aquella época, aún ningún cuerpo de mujer blanca había sido expuesto de esta manera en Vistazo…

Representaciones de afro-ecuatorianos

Una de las constantes más importantes en los artículos de Vistazo con representaciones de gente afro-ecuatoriana es, sin lugar a duda, la diferencia en el tono de voz del periodista cuando habla--en los textos escritos y/o a través del material visual--sobre negros de zona rural (las Provincias de Esmeraldas, Imbabura, Carchi, y más particularmente el Valle del Chota) y sobre negros de zona urbana (principalmente Guayaquil y Quito). Los negros aparecen como estando a fuera de su lugar "natural" en zona urbana, en donde son fundamentalmente interpretados como predatores sociales. Son asociados con crímenes de todo tipo, afición a las drogas, violación, etc. En regiones rurales, al contrario, los negros son re-presentados como en asociación con formas musicales exóticas, la marimba, y otras tradiciones culturales inofensivas aunque extrañas. Negros rurales son representados como si estaban viviendo en su sitio reservado, como más cerca de la naturaleza, su "sitio social natural", como dice Stuart Hall. Se los ve muchas veces como las víctimas de calamidades naturales y otros problemas de salud. Imágenes de negros ecuatorianos que son simplemente positivas son muy raras en la historia de Vistazo. En algunos casos limitados, aparecen en la revista como héroes nacionales y atletas quienes ganan medallas y otros títulos durante eventos deportivos internacionales. La mayor figura que jugó este papel fue seguramente, en los años 1950 y 1960, Alberto Spencer. Más tarde, se ve a Lupo Quiñónez, Liliana Chala, y un sinnúmero de otros. Mención de deportistas afro-ecuatorianos siempre viene acompañada del uso de un adjetivo como "negro", "moreno", "de ébano", etc. Esto denota el malestar de los periodistas blancos y blanco-mestizos, así como de los editores de la revista, para quienes es imposible de no "racializar" a un individuo negro cuando se le ve en una fotografía, como si el color de su piel no podía ir sin ser mencionado. Por supuesto, los deportistas quienes no son negros jamás son "racializados": el color de sus pieles es considerado "normal"... Es así que tenemos, para Liliana Chalá, "La negra de oro" (19 de diciembre de 1986: 87-88); "el negro Italo Estupiñan" quién también es llamado "el gato slavaje"… (7 de abril de 1978: 92-95); o en otro registro "el chino negro", para referirse a Jaime Hurtado…

Imágenes negativas de afro-ecuatorianos tienden a ser de hombres más que de mujeres. Imágenes de mujeres afro-ecuatorianas usualmente vienen asociadas con algún aspecto "menos negativo", mismo si ello consiste en la manipulación de ellas y de sus cuerpos como una encarnación del mito de la Venus negra, objeto sexual por excelencia. Esto ocurre, raras veces, principalmente en representaciones en contextos rurales al final de los 1970 y en los años 1980. Hay que esperar la segunda mitad de los años 1990 para ver a mujeres negras ocupar una posición de mujer deseable en contexto urbano. Y mismo en este caso--Fernanda Stalina Hurtado, la hija de Jaime Hurtado (18 de julio de 1991: 38-40) y Mónica Chalá (16 de noviembre de 1995)--esta visibilidad es criticada por muchos ciudadanos blancos y blanco-mestizos (ver Rahier 1998).

Las representaciones de afro-ecuatorianos como peligrosos criminales son abundantes y empezaron desde los primeros números de la revista. En 1958, un artículo titulado "En las garras de la hierba maldita" (julio de 1958: p. 47-48, 85) marca el inicio de esta larga historia de denigración "racial" o étnica. Las dos ilustraciones de marihuaneros son hombres negros. Uno de ellos se llama Santos Benigno Blackman Morales. El periodista escribe acerca de él: "'Santos Benigno Blackman Morales', tiene una contradicción en sus nombres. En efecto: no debe ser muy benigno ni muy santo cuando está donde está. Y eso de Blackman le viene al pelo: su color es 'pura raza'. Africa ruge." El mes siguiente (agosto de 1958: p. 4-6, 71), otro artículo continúa la saga: "5000 ladrones en Guayaquil": está acompañado por la fotografía de tres hombres negros en la cárcel. El año siguiente, un articulo demuestra que esta imagen negativa del negro es tan enraizada en el inconsciente colectivo blanco y blanco-mestizo que es utilizado para interpretar a un evento histórico que ocurrió en el siglo XVI en lo que se llama hoy día "la Provincia de Esmeraldas". El artículo tiene por título: "El negro quien fue rey de Esmeraldas" (octubre de 1959: p. 72-74). El subtítulo principal dice: "De como los negros llegaron al Ecuador.- Un rey sanguinario de las selvas.- España actúa diplomáticamente". El texto que sigue relata de una manera distorsionada la historia del grupo de Sebastián Alonso de Illescas y de Antón, en el siglo XVI, que fue salvada del olvido en la crónica del padre Miguel Cabello Balboa (ver Cabello Balboa 1965; Phelan 1967; Rueda Novoa 1990; 1992). Es interesante de notar que el periodista jamás cuestiona a la institución de la esclavitud, su inhumanidad, etc. Al contrario, parece que está preocupado por pintar a estos negros como salvajes que se escaparon de su condición "normal" o "natural" de esclavos, que son sanguinarios, que actuaron como bestias y eso particularmente--dice el periodista en un impulso paternalista--con los grupos indígenas que ocupaban la zona en donde llegaron, etc. El periodista revisita a la historia para reforzar el estereotipo del negro delincuente… A ningún momento quiere celebrar la valencia de estos seres humanos quienes se rebelaron en contra de sus opresores para recuperar su dignidad y libertad… El dibujo que acompaña al artículo sugiere la intención del periodista y del redactor: se ve a un negro musculoso con un cuchillo en la mano, quién mató a un líder indígena que está en el piso, muerto… Debemos recordar que la llegada del grupo de Sebastián Alonso de Illescas dió el inicio a lo que los historiadores llamaron "la República de Zambos".

Y los ejemplos de este tipo de representaciones siguen a lo largo de la historia de la revista. En 1961, la bestialidad de un prisionero negro está enfatizada por la presencia, al lado de su fotografía, de la siguiente leyenda: "¡Si salgo vuelvo a matar!" (Julio de 1961: p. 53-54). Esta historia de denigración entusiástica de los hombres negros--que cuando no les presenta como delincuentes "naturales o animales salvajes que no pueden controlar a sus impulsos, los presenta como otro tipo de problema social: madres adolescentes, pobres sin educación, "hombres ratas, etc.--llegue hasta el presente. En el año 1997, Vistazo festejó sus 40 años de existencia con un número especial. En este número, presenta a entrevistas de varias personas que cumplieron 40 años de edad en el año 1997. Así une puede leer entrevistas de un policía, de un médico, de un abogado, de una secretaria, de un pescador, etc. En la página 118 del nº715 del 5 de junio de 1997, se presenta la entrevista y la fotografía de "El Delincuente": un afro-esmeraldeño quién lleva, dice la leyenda, 20 años en la delincuencia y 16 preso…

Representaciones de negros norteamericanos

Los negros norteamericanos, al contrario de los negros afro-ecuatorianos, no son representados como delincuentes. Es decir que si de vez en cuando se hace referencia a la delincuencia cuando se escribe sobre ellos, esta no aparece como su primera característica. Dentro de la lógica de lo que llamo "el orden racial/espacial", los negros norteamericanos son mucho más asociados con la civilización occidental que los demás. Por lo tanto, se les considera, en las páginas del Vistazo, así como en las calles y en las mentes del Ecuador, de una manera mucho menos negativa, y en ciertos casos casi positiva. Pueden hasta ser pintados como un pueblo que lucha, con muy buenas razones, en contra de injusticias inhumanas, en contra de una situación racista que es el producto de una larga historia de discriminación basada sobre el color de la piel y el origen africano. Esta última representación es hecha sobretodo en los números de la revista de los años 1960 y 1970, cuando ocurrían los eventos ahora famosos de las manifestaciones para la obtención de una legislación que aseguraría los "derechos civiles" para todos los ciudadanos, de cualquier raza que sea.

Es interesante notar aquí que cuando los periodistas y editores de Vistazo tienen la habilidad, sensibilidad y clarividencia para no solamente reportar pero también condenar el racismo de la sociedad estadounidense, quedan totalmente ciegos frente a los procesos clara y dolorosamente racistas, así como frente a las prácticas discriminatorias en contra de las poblaciones negras ecuatorianas, desde los inicios de la Colonia. El racismo es algo que se encuentre "afuera", no adentro del espacio nacional. Los afro-ecuatorianos son fundamentalmente delincuentes urbanos o pequeños agricultores que no saben como superarse en zonas rurales. Nada más… El racismo es un mal que existe solo en el exterior.

Una representación de los negros estadounidenses muy común en Vistazo es la que consiste en caracterizarles como importantes deportistas, atletas y artistas de renombre mundial. Cuando hasta el final de los años 1970 la presencia de imágenes de negros norteamericanos en Vistazo era muy limitada, a pesar de los reportajes sobre los eventos de los derechos civiles, en los años 1980 su presencia aumenta considerablemente, a través de la cobertura de los éxitos de Michael Jackson y sus hermanos y hermanas; el Cosby show; la salida en la televisión de "Roots", escrito por Alex Haley; el actor negro de "Misión Imposible"; etc. En estos artículos, se puede observar la sorpresa y fascinación de los periodistas de Vistazo con el éxito económico de estos artistas negros de EE.UU. Varios artículos cortos, acompañados de fotografías son titulados: "Los negros más ricos del mundo…", o "Negros millonarios", etc. expresando así cuanto estas imágenes han sido sorprendentes desde una perspectiva ecuatoriana.

El resto de La diáspora africana

Representaciones de negros que no sean de afro-ecuatorianos, de africanos, o de negros norteamericanos son relativamente raras a lo largo de la historia de Vistazo. Las pocas que he podido encontrar en el período indicado apuntan principalmente a poblaciones afro-caribeñas y a Brasil. Mucho más que para los negros de las otras categorías, y si se hace excepción de la república de Haití (ver a continuación) y de los numerosos artículos sobre Pelé (el rey brasileño del fútbol), las representaciones de deseables mujeres negras son aquí dominantes, y eso desde los primeros años de la revista (8)

. Sin embargo, sobre todo en cuanto a poblaciones caribeñas, estas representaciones también son marcadas por referencias constantes al Africa salvaje, con sus rituales misteriosos y extraños, que definitivamente los marcan como exóticos.

En 1958, un articulo titulado "Calipso en Guayaquil" (nº16, septiembre de 1958: p. 71) está acompañado por dos fotografías: en la primera se puede ver, en su centro, una atractiva mujer negra bailando con las piernas descubiertas y moviendo la cintura sensualmente entre dos hombres negros, de rodillas, que abren los brazos como para proclamar y celebrar su belleza. En la segunda, se ve a tres hombres negros vestidos con nada más que pedazos de tela en la cintura imitando la piel de tigre, bailando con lanzas en las manos. El periodista, quién es corresponsal viajero para Vistazo en Lima, escribe:

Vi a los negros del "Calipso de Trinidad" aquí en Lima debutar en el mejor teatro de la ciudad, el "City Hall", y luego volví a aplaudirlos en "Embassy", la mejor boite de Lima. Son soberbios; quise entrevistarlos para Vistazo y con un intérprete, ya que sólo hablan inglés, además de su dialecto interiorano, el que me transportaba a mis años jóvenes en que me emocionaban las películas de Tarzán, rodeado de negros y más negros, logré una corta charla con ellos. El que hace de líder me dijo: "Nuestro espectáculo es nacido como una respuesta a la prohibición policial inglesa contra nuestras tradicionales bandas africanas. Despertamos curiosidad y hacemos ver nuestro folklore, creo que demasiado crudamente".

Otro artículo, titulado "Con el diablo en el cuerpo" (nº443, 7 de febrero de 1986: p. 42-44), refuerza esta imagen de la mujer afro-caribeña como mujer caliente capaz de las más extravagantes habilidades sexuales: la fotografía principal del artículo ocupa una página entera y muestra una mujer negra de frente que baila frotando su trasero en contra de la pelvis de su compañero bailarino, que podemos ver bailando detrás de ella. La fotografía fue tomada durante un carnaval en Trinidad. Entre otros artículos y fotografías que van en la misma dirección, se puede referir acá también a un texto publicado el 5 de septiembre de 1986: p. 83-85, que está dedicado a Miss Brasil 1986. A veces, el periodista la llama "la bella mulata". Otras veces utiliza frases dramáticas como "el sueño de la cenicienta negra", etc. Muchas de las fotografías la muestran en traje de baño. La última foto viene con la leyenda: "Gesto de ensoñación, magia y pasiones desbordadas. Miss Brasil es un poema del mulataje".

No podría terminar esta sección sin comentar sobre dos fotografías que me sorprendieron por ser bastante únicas dentro del conjunto de fotografías que he recopilado. La primera fue tomada en Brasil durante el carnaval de febrero de 1959 y publicada en el número 22, del mes de marzo del mismo año. Acompaña a un artículo sobre el carnaval en Río que relata varios eventos, entre los cuales la tentativa de un grupo de admiradores de desnudar a Jayne Mansfield. En esta fotografía se puede ver a un hombre negro besando en la boca a una mujer blanca o blanca-mestiza, quién con algo de ternura le responde con afecto acariciándole el torso. Esta fotografía cae, por supuesto, dentro del marco de la reputación del carnaval de Río, durante la duración liminal de la cual puede pasar cualquier cosa. Sin lugar a duda, es seguramente por la sensación que crea en la sociedad ecuatoriana de la época que fue escogida por el periodista y los editores de la revista. La leyenda impresa debajo de la fotografía dice: "Un ejemplo para el pueblo de Little Rock [en EE.UU, en donde acababa de ocurrir un evento racista], aquí un "PRIETO" (negro) besa a una linda "Sarota" (chica). La alegría de los cariocas, los hace olvidar toda clase de prejuicios…" La situación inversa, es decir de un hombre blanco o blanco-mestizo besando a una mujer negra, sería seguramente menos sensacional. La historia de relaciones raciales en contextos colonial y neocolonial en las Américas, así como en Africa, esta llena de tales casos que expresan nada más que el poder de las elites socioeconómicas y políticas. Para continuar con el tema, la segunda fotografía sigue el orden "natural" de las cosas y, por lo tanto es menos subversiva que la precedente: representa a un hombre blanco y vestido (un sacerdote anglicano) dominando--por lo menos con la mirada--a una mujer negra desnuda quién apenas tiene un pedacito de tela sobre los muslos. El lector la puede ver de espalda con el trasero descubierto. El artículo está titulado: "El sacerdote que pinta desnudos" y cuenta la historia de un sacerdote anglicano quién tiene una pasión por pintar mujeres desnudas.

En esta categoría de artículos y fotografías sobre el "resto de la diáspora africana", se destacan las referencias sobre Haití. Haití esta fundamentalmente representada de manera muy negativa en Vistazo. Al igual que la fascinación que la revista ha tenido con los dictadores africanos Idi Amin Dada y Jean Bédel Bokassa, la dictadura de los Duvaliers inspiró 7 artículos en la revista. Cada uno de ellos enfatiza a los aspectos sanguinarios de los regímenes de Papa y Baby Doc, y sus gastos extravagantes frente a la pobreza del pueblo haitiano. En esto, la imagen de Haití hace un paralelo casi idéntico con la imagen de Africa. Particularmente cuando se toma en consideración los reportajes sobre las tradiciones religiosas de la isla: el vudú. Este último no está representado como una religión respetable como otras, con una cosmovisión propia, un sistema de rituales específicos, un panteón, una jerarquía religiosa, etc. sino como una práctica salvaje de magia negra. Este prejuicio o imagen estereotipada no es limitado, por supuesto, al Ecuador. Varios artículos tienen títulos dramáticos que denotan esta visión negativa del vudú, y con el de la población de Haití: "El pais de los muertos que caminan" (nº 137, octubre de 1968: p. 49-52); "Los vampiros humanos de Haití" (nº 162, noviembre de 1970: p. 88-92); "Duvalier: fin de un imperio de sangre" (8 de febrero de 1985: p. 14-17), en el cual se encuentre el subtítulo "'Papa Doc' Duvalier inició hace 28 años en haití, una dictadura basada en el terror y la magia negra…"

Conclusiones

Al igual de lo que se puede encontrar profundamente anclado dentro del inconsciente colectivo blanco y blanco-mestizo ecuatoriano, representaciones de la gente negra han sido construidas en el Vistazo, a lo largo de su historia, como para ubicarles de una manera definitiva como seres marginales en cuanto a lo que se entiende por "civilización", "nación", y "cultura nacional". Entre las varias categorías de negros que se encuentran en Vistazo y con las cuales he trabajado, se observa que los afro-ecuatorianos son representados como los más negativos de todos, después de los africanos: no son ricos y civilizados o artistas de reputación internacional como los gringos negros; no son sensual y sexualmente tan atractivos (antes de los años 1990) como los negros--o más bien las negras--caribeñas y brazileñas. Cuando se encuentren en sus zonas rurales (la provincia de Esmeraldas y el Valle del Chota), son pintados como casi africanos (ver por ejemplo el artículo "Un rincón de Africa en los Andes" en el Vistazo de junio 22, de 1984: p. 90-96), con todo lo que eso lleva de negativo. En zona urbana, en cambio, se vuelven peligrosos, salvajes y sanguinarios delincuentes, parecido a africanos también, pero al aspecto de su significado que evoca la violencia ("Africa Ruge"). En breve, las representaciones de afro-ecuatorianos los marcan como seres marginales al proyecto nacional de las elites ecuatorianas. Esta marginalidad no es el resultado del relativo número de negros que cuenta el Ecuador, como lo fue dicho en varias ocasiones por intelectuales y hombres políticos blancos y blanco-mestizos. Esta marginalidad es la expresión del hecho de que la gente negra juega el papel de último Otro dentro de los imaginarios de identidad nacional. En la lógica de la ideología hegemónica de identidad nacional que define a la "ecuatorianidad", los negros constituyen lo que uno (blanco y blanco-mestizo) no quiere ser. El ser negro es definido como el contrario de "lo civilizado". Los negros no pueden encarnar lo que se proclaman ser los ideales de la nacionalidad. Juegan el papel de Otro tanto adentro de los límites nacionales como a fuera de ellos. Ni son incluidos en los mitos de la ecuatorianidad cuando se habla de "blanqueamiento". Este último siendo un proceso que lleva hacia la "nacionalidad" (imaginada por las elites) reservado para los indígenas. Esta cualidad negativa de "último Otro" hasta es reproducida por muchos intelectuales ecuatorianos--blancos y blanco-mestizos--quienes ni toman la pena de incluirlos en sus investigaciones y otras preocupaciones.

Esta marginalidad de los negros ecuatorianos de hoy no es nada más que la continuación de una larga historia de discriminación que empezó durante la colonia y que fue no solamente reproducida sino reforzada a través de las décadas, en los varios medios de comunicación, y en el "sentido común nacional".


Notas

1. * Associate Professor of Anthropology and African-New World Studies, Florida International University, AC1-162, North Campus, North Miami, FL 33181, USA. Ph: (305)919.4567; Fax: (305)919.5267; E-mail: jrahier@fiu.edu

2. Todas las traducciones en este artículo son mías.

3. En el seminario "Entender el Racismo: El Caso del Ecuador" organizado por la FLACSO en noviembre del 1998, en donde una versión de este trabajo fue presentada, un participante ecuatoriano blanco-mestizo fue hasta el punto de repetir en varias ocasiones que no había huellas de racismo en la prensa ecuatoriana. El presente artículo demuestra el carácter erróneo de tal punto de vista.

4. Tengo el proyecto de llegar hasta el año 1998.

5. Para un estudio similar conducido en otro contexto nacional, ver Lutz 1993.

6. Se trata de una investigación en marcha. Planifico extender esta lista en un futuro cercano.

7. En la historia de Vistazo, más de 10 artículos fueron dedicados al dictador Idi Amín Dada, como si él fuera un emblema, una buena ilustración de lo que Africa es.

8. La cuestión de género y raza en Vistazo merecen un estudio mucho más detallado de lo que estoy haciendo aquí.

Referencias bibliográficas

Anderson, Benedict

1991 [1993] Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism. London: Verso.

Arocha, Jaime

1998 Inclusion of Afro-Colombians: Unreachable National Goal? Latin American Perspectives 25, Number 3(100):70-89.

Asad, Talal

1993 Genealogies of Religion: Discipline and Reasons of Power in Christianity and Islam. Baltimore: Johns Hopkins University Press.

Benítez Vinueza, Leopoldo

1950 Ecuador: drama y paradoja. México: Fondo de Cultura Económica.

Cabello Balboa, Miguel

1965 Obras. Quito: Editora Ecuatoriana.

Ching, Barbara and Gerald W. Creed, ed.

1997 Knowing Your Place. Rural Identity and Cultural Hierarchy. New York: Routledge.

Clark, Kim

1998a Race, 'Culture,' and Mestizaje: The Statistical Construction of the Ecuadorian Nation, 1930-1950. Journal of Historical Sociology 11(2, June):185-211.

1998b Racial Ideologies and the Quest for National Development: Debating the Agrarian Problem in Ecuador (1930-50). Journal of Latin American Studies 30:373-393.

Connor, Walker

1978 A nation is a nation, is a state, is an ethnic group, is a. . . Ethnic and Racial Studies 1(4):377-400.

1993 Beyond reason: the nature of the ethnonational bond. Ethnic and Racial Studies 16(3):373-389.

Deutsch, Karl

1966 Nationalism and Social Communication: An Inquiry into the Foundations of Nationality. Cambridge, MA: The MIT Press.

Feld, Steven and Keith Basso, ed.

1996 Senses of Place. Santa Fe, New Mexico: School of American Research Press.

Ferguson, James

1992 The Country and the City on the Copperbelt. Cultural Anthropology 7(1):80-92.

Garcés, Víctor Gabriel

1986 (1933) Ensayo de Interpretación Histórico-Sociológica de las Nacionalidades en América. In Teoría de la Cultura Nacional. F. Tinajero, ed. Pp. 101-126, Vol. XXII. Quito, Ecuador: Banco Central del Ecuador y Corporación Editora Nacional.

Gellner, Ernest

1964 Thought and Change. London: Weidenfeld and Nicolson.

1983 Nations and Nationalism. Oxford: Blackwell.

Gould, Jeffrey

1993 "ÁVana Ilusión!" The Highlands Indians and the Myth of Nicaragua Mestiza, 1880-1925. Hispanic American Historical Review 73(3):393-429.

Gupta, Akhil and James Ferguson

1992 Beyond 'Culture': Space, Identity, and the Politics of Difference. Cultural Anthropology 7(1):6-23.

Hall, Stuart

1992 Race, Culture, and Communications: Looking Backward and Forward at Cultural Studies. Rethinking Marxism 5(1):10-18.

Ibarra, Hernán

1995 La Cuestión de las Identidades en Quito. Región (Cali) (n¼ 3-4, Agosto):3-19.

Kedourie, Elie

1992 Nationalism. Oxford: Blackwell.

Malkki, Lisa

1992 National Geographic: The Rooting of Peoples and the Territorialization of National Identity Among Scholars and Refugees. Cultural Anthropology 7(1):24-44.

McCallum, Cecilia

1996 Resisting Brazil: Perspectives on Local Nationalisms in Salvador da Bahia. Ethnos 61(3-4):207-229.

Moore, Robin

1997 Nationalizing Blackness: Afrocubanismo and Artistic Revolution in Havana, 1920-1940. Pittsburgh, PA: University of Pittsburgh Press.

Muratorio, Blanca

1994 Nación, Identidad y Etnicidad: Imágenes de los Indios Ecuatorianos y sus Imagineros a Fines del Siglo XIX. En Imágenes e Imagineros: Representaciones de los indígenas ecuatorianos, Siglos XIX y XX. B. Muratorio, ed. pp. 109-196. Quito, Ecuador: FLACSO- Sede Ecuador.

Needell, Jeffrey

1995 Identity, Race, Gender, and Modernity in the Origins of Gilberto Freyre's Oeuvre. American Historical review 100(1):51-77.

Pérez Guerrero, Alfredo

1922 La Télesis Social y la Raza India. Revista de la Sociedad de Estudios Jurídicos, Quito Año IV(28-32, enero-mayo):137-162.

Pérez-Torres, Rafael

1998 Chicano Ethnicity, Cultural Hybridity, and the Mestizo Voice. American Literature 70(1, March):153-176.

Phelan, John Leddy

1967 The Kingdom of Quito in the 17th Century: Bureaucratic Politics in the Spanish Empire. Madison: University of Wisconsin Press.

Radcliffe, Sarah and Sallie Westwood

1996 Remaking the Nation: Place, Identity and Politics in Latin America. London: Routledge.

Rahier, Jean Muteba

1998 Blackness, the "Racial"/Spatial order, Migrations, and Miss Ecuador 1995-1996. American Anthropologist 100(2):421-430.

Rueda Novoa, Rocío

1990 Zambaje y Autonomía: La Historia de Esmeraldas siglos XVI-XIX. FLACSO-Universidad del Valle.

1992 La ruta a la Mar del Sur, Siglo XVIII. Procesos (Quito) Segundo Semestre(3)

Silva, Erika

1995 Los mitos de la ecuatorianidad. Ensayo sobre la identidad nacional. Quito: Abya-Yala.

Smith, Anthony

1986 The Ethnic Origins of Nations. Oxford: Blackwell.

Stutzman, Ronald

1981 El Mestizaje: An All-Inclusive Ideology of Exclusion. En Cultural Transformations and Ethnicity in Modern Ecuador. N. Whitten, ed. Urbana: University of Illinois Press.

Triandafyllidou, Anna

1998 National identity and the'other'. Ethnic and Racial Studies 21(4-July):593-612.

Wade, Peter

1993 Blackness and Race Mixture. The Dynamics of Racial Identity in Colombia. Baltimore: Johns Hopkins University Press.

1998 Music, blackness and national identity: three moments in Colombian history. Popular Music 17(1):1-19.

Whitten, Norman, ed.

1981 Cultural Transformations and Ethnicity in Modern Ecuador. Urbana Chicago London: University of Illinois Press.